Muchas promesas no salen de eso, otros lo hacen pero realmente no reciben lo que se merecen. Obafemi Martins apareció súbitamente en el Inter de Milan; desenvolviéndose con libertad y haciendo gala de su velocidad y sus destrezas para la gimnasia, sobre todo en sus celebraciones.
Martins comenzaba a ser una estrella , el único capaz de suplantar al desafortunado Nwanko Kanu ( mediáticamente porque sus características difieren bastante) pero esta idea se fue desvaneciendo mas aun con la aparición de los hermanos Uche y su devaluación en la Premier.
“no hay nada hecho por la mano del hombre que tarde o temprano el tiempo no logra destruir” leía con atención, mientras pensaba con emoción.
Negado el centrodelantero clásico en las ofensivas nigerianas , la presencia de los atacantes velocistas es frecuente y por ende la competencia también.
Parecía otro caso como los de Salifou, Derek Boateng o Manucho, pero lo que diferenciaba a Martins era su regularidad; la cual le ayudo para hallar una salida, y esta lo teletransporto a la Bundesliga, al Wolfsburg.
Como es de extraña la vida, que te sonríe y te desprecia cuando menos lo esperas; y si la suerte la hace uno, Martins será su autor y principal lector.
Lo que el escribano crea, pocos lo entienden,
y a lo que él se refiere, nadie lo comprende.