Con los ojos puestos en Sudáfrica veinte diez ; las miradas se enfocan o se asombran en los primeros clasificados, pero ninguna de las dos sensaciones se decantan en lo que aquí nos reúne. ¡Ghana!
Con la fama cimentada en los juveniles, “las estrellas negras” nunca terminan de graduarse, es más, en esta parte del mundo. Donde todo se sabe, pero pocos se enteran, nos sorprendía no verlos en los anteriores mundiales. Costumbre que se desmorono en el 2006.
La zarza ardiente tenía un nombre, Ratomir Dujkovic, que condujo a su pueblo por ese desierto llamado eliminatorias, no sin antes hacer una depuración, separando la espiga del trigo.
Desafectados los Richard Kingston, Peter Ofori Quaye y tantos otros, el seleccionador empezó a edificar su equipo, trabajo duro debido a la anarquía que imperaba en esta selección.
Para su bienaventuranza tenía tres pilares que podrían sostener y darle los automatismos que muy interiormente Dujkovic deseaba. Ellos eran Michael Essien, Sulley Muntari y Stephan Appiah.
Sobre la base de estos hombres se construyo la adquisición del boleto mundialista, teniendo excelente comparsa en los Sammy Adjei, Mathew Amoah y en el experimentado y único sobreviviente Samuel Kuffour.
Gran actuación en tierras teutonas, el próximo examen seria la Copa África, sin embargo, la tutoría cambiaba de dueño, siendo el nuevo mandamás, un autentico conocedor del continente; el trotamundos Claude Le Roy.
Semifinales para el local, un techo para muchos elevado , pero no satisfactorio, y como la insatisfacción no se entiende con la justicia otra vez un cambio de timón, volviendo a las raíces serbias, esta vez personificada en la figura de Milovan Rajevac.
Confirmando su estatus la calificación volvió a presentarse , invitación solo para privilegiados, y los “blackstars” parecen ser hoy, los de honor.
¿Y porque?
Por lo que antes hemos expuesto , sus elementos y esencialmente su organización, algo que muchos no comprenden o no quieren comprender, porque entre lo racional del ser humano y lo irracional de el mismo, nadie lo entiende o nadie quiere entenderlo.
¿Por qué? No sé, averígüenlo, y me lo dicen.